27/7/11

El centro cerebral

                         El centro cerebral del sentido de la orientación
   Respecto a la localización del centro cerebral del sentido de la orientación, puede decirse que de la misma manera que las impresiones luminosas recogidas por el aparato visual se transmiten al centro correspondiente del cerebro siendo en el lóbulo occipital, o sea, en su parte posterior, por el oído son transmitidas al centro auditivo, situado en la región temporal, (región lateral del cerebro), así también las impresiones recibidas por el laberinto, que constituye el aparato receptor de las ondas orientadoras, son transmitidas a la parte anterior del centro, esto es, a los lóbulos frontales.
   Las experiencias realizadas por el doctor Barraquer consistieron en un fenómeno significativo: observando a unas palomas que habían sido heridas con un estilete en el polo frontal, y que había sido soltadas una vez cicatrizado el plano frontal superficial, no retornaba a su palomar como otras palomas indemnes, que servían de testigo y eran soltadas simultáneamente.
   Otra experiencia fue que, practicando lesiones análogas es decir, punciones en los lóbulos frontales del cerebro de bosques, y realizando las observaciones en lugares adecuados, se pudo comprobar que muchos de los conejos heridos no sabían encontrar su madriguera.
   También el estudio anatómico comparado de la palomas mensajeras y el de las mensajeras (zuritas) revela una perfeccionamiento y tamaño incomparablemente mayor de los lóbulos frontales de las mensajeras. 
   Finalmente, refiriéndose a la influencia de la vista en el mecanismo de la orientación, asegura que si bien la paloma mensajera dispone de un fino aparato visual que le permite distinguir las imágenes a grandes distancias, no cree que ella precise de este órgano para orientarse, ni siquiera para reconocer su palomar. Que no lo precisa para orientarse está demostrado por los experimentos de un gran colombófilo español, don José Antonio Estopiñá, quien en 1909 y por primera vez en España realizó vuelos nocturnos. De noche, y por muy cerrada que sea, la paloma se orienta perfectamente.
   Durante la Exposición Regional de Valencia, en el mes de octubre de 1909, Estopiñá mandó construir un palomar en los jardines de la Feria y lo pobló de palomas que fueron aquerenciadas, a las que se dejaba volar al principio a última horas de la tarde y después, ya cerrada la noche, teniendo el palomar iluminado por su parte interior. Intervenía en todo esto la (Sociedad La Paloma Mensajera) de Valencia, que secundaba a Estopiñá en sus interesantes experiencias. Se realizó la primera tentativa desde el Grao, situado a tres kilómetros del palomar, y fue coronado por un feliz resultado. Se continuo dando sueltas de entrenamiento soltando a nueve kilómetros, y en todas ellas las palomas estuvieron a la altura de su reconocida inteligencia.
   Entonces se acordó dar el salto definitivo organizando una suelta desde Buñol, localidad situada a unos treinta y cuatro kilómetros de Valencia. A la hora señalada se reunieron en los locales de la Exposición el Excmo. Sr. Jiménez de Sandoval, General-Gobernador Militar de la plaza, el primer teniente de Ingenieros don Enrique Santos, delegado de la Real Federación Colombófila Española, el teniente coronel don Ricardo El alcalde de Valencia, Excmo. Sr. Marqués del Turia, el comisario general de la Exposición don Francisco Monléon y el Sr. Alcalde de Buñol.
   Los momentos de espera fueron de una angustia abrumadora para los organizadores. A las 19 horas y 32 minutos entraba en el palomar la paloma que había sido soltada en Buñol a las 18 horas y 15 minutos. Después fueron llegando otras palomas, y el mensaje que portaban decía lo siguiente: (El alcalde de Buñol tiene el honor de enviar un expresivo saludo al muy digno Marqués de Turia, iniciador de la Exposición Regional de Valencia, confiando este mensaje a la inocente paloma que por primera vez atravesará el espacio de noche en España. ¡Viva España! ¿Viva Valencia! Joaquín Estellés).
   Continuando la experiencia, se hizo otra suelta desde dese el Rebollar, ya a 50 km del palomar, y posteriormente, por la línea de Castellón, otras varias pruebas, hasta la clausura de la Exposición, quedando demostrado claramente que la paloma puede prescindir de la vista para orientarse. También puede esgrimirse como argumento el hecho acaecido muchas veces durante la última guerra. Palomas portadoras de mensajes, atravesando campos, bosque y pueblos, entraban en un palomar, a pesar de haber sido camuflado por densos ramajes verdes para evitar su destrucción por el enemigo. La paloma se posaba sobre el ramaje y a través de él buscaba su nido, después de haber cumplido el deber que se le impuso, como el mejor de los soldados.

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